Luego del éxito de la República Dominicana en los Juegos Olímpicos de Tokio, muchos pensábamos que había llegado el momento de convertirnos en una potencia olímpica, y por qué no, si acabábamos de ganar cinco podios en territorio asiático.
Pero en los últimos 24 meses, las cosas no han sido tan positivas como esa actuación histórica de Tokio.
Lo primero es que, desde Tokio, el Comité Olímpico Dominicano libró una batalla fea, en los medios e internamente y terminó con la salida de Antonio Acosta como presidente, siendo reemplazado por Gary Bautista.
Pero previo a esa elección, el COD perdió más del 50 por ciento de sus ingresos en su condición de Asociación Sin Fines de Lucro por no mantener reportes adecuados ante el Ministerio de Economía.
El país se ha visto involucrado en una pugna con la Agencia Mundial Antidopaje, por no entregar los recursos necesarios para la Agencia Nacional y desde el 2021 se corre el riesgo de que se impongan sanciones al país, incluyendo la prohibición de que los atletas compitan con la bandera dominicana si no se hace algo al respecto. La fecha tope para actuar es agosto.
Y luego de dos décadas sin que atletas arrojaran positivo a dopaje, en los últimos doce meses nos hemos topado con las violaciones del medallista olímpico Zacarías Bonnat (que ya había sido mencionado en el caso Coral 5G luego que su nombre apareciera en un listado de militares que entregan su salario a la red), Ana José Tima y más recientemente del ciclista Ismael Sánchez.
Entonces el viernes, luego de una semana de dimes y diretes entre el presidente de la Federación Dominicana de Atletismo, Gerardo Correa, y el entrenador Ludwig Rubio, sale la confesión de Luguelin Santos, que admite haber usado un pasaporte falso en un momento de su carrera y revela que tiene una suspensión provisional desde hace un año, a la espera de la sanción definitiva.
Después de trabajar por tanto tiempo y que se invierta tanto dinero como el que se ha invertido, no es justo que los actores del deporte local no se pongan de acuerdo para hacer las cosas bien.
Los atletas dominicanos merecen un mejor norte y el país, en sentido general, merece una mejor respuesta a la forma en que se están haciendo las cosas por esos predios.
Ya está bueno de escándalos.