La estadounidense ha ganado dos juegos en el inicio del US Open

POR DIONISIO SOLDEVILA / @dSoldevila
La tenista estadounidense Serena Williams anunció su retiro de las canchas en un reportaje en la revista Vogue hace unos días, cuando dijo que luego de su participación en el US Open, que se juega actualmente, colgaría la raqueta para dedicarse a otras cosas.
Williams, desde mi punto de vista, es la mejor tenista de la historia y no solo por sus 23 títulos de Grand Slam, incluyendo seis en el Abierto de Estados Unidos, o su récord de por vida de 858-154.
Sé que muchos me dirán que Martina Navratilova, Steffy Graff o Billie Jean King tienen historial suficiente para disputarle ese reconocimiento, pero el dominio de Serena desde 1995 y hasta la fecha, no tiene comparación.
Williams llegó al US Open en el puesto 413 del ranking de la WTA, pero eso no le ha impedido demostrar su valía.
Tras derrotar a la número 2 del mundo, Anett Kontaveit, en tres sets, su próximo compromiso es este viernes, cuando se mida a la australiana Ajla Tomljanovic, en un partido programado para las 7 p.m.
Un triunfo ante Tomljanovic la enviaría a octavos de final y se abrirían medio a medio las puertas para poder optar por su 24to Grand Slam.
Ese sería un bonito regalo de despedida que podría otorgárselo ella misma con su gran esfuerzo y además ayudaría a callar algunas bocas y demostraría que ella se fue cuando y como quiso.
Muchas veces no valoramos en su justa dimensión a los históricos atletas que actualmente disfrutamos y eso tiene mucho que ver con que están ahí.
Pero si analizan fríamente sus resultados, se darán cuenta que la morena de 5’9” de estatura tiene la categoría de leyenda.