Los Orioles de Baltimore inauguraron ayer una nueva academia para el desarrollo de su talento internacional, básicamente el latino, pasando desde Baseball City a un nuevo complejo en la zona de Guerra, donde también se pueden encontrar otros complejos similares.
Se trata de una inversión superior a los US$10 millones que fue realizada por el empresario Brian Mejía y que fue arrendada por el equipo de Grandes Ligas por más de 10 años.
Este tipo de negocios dejan claro que los equipos de MLB están pensando muy a largo plazo en la República Dominicana y que no hay temor ni de la estabilidad del mercado ni tampoco de la situación social que se vive en el país.
Los peloteros dominicanos ya arropan el mercado, llevándose más del 60 por ciento de todas las firmas internacionales y la cuota más jugosa de los principales bonos.
Que empresarios dominicanos tomen la iniciativa de invertir a esos niveles para que organizaciones estadounidenses manejen sus operaciones con ellos es una señal de lo mucho que ha crecido el béisbol en el país.
Y no solo en términos de contrataciones de jugadores, sino todas las implicaciones que conlleva construir y manejar una academia de ese nivel.
Desde las decenas de obreros, los ingenieros y arquitectos en la obra inicial, pasando por el personal de jardinería, de cocina, de limpieza y de todo tipo que se necesita para que todo funcione a la perfección, en el proceso de desarrollo del jugador.
Lo que se está manejando, en sentido general, es una industria que beneficia a miles y miles de dominicanos. Pura y simplemente.