Cuatro victorias en sus últimos 17 partidos. Así han estado los Mets de Nueva York luego de iniciar ganando 14 de sus primeros 21. El constante golpeo de las lesiones ha creado una serie de huecos que los han dejado vulnerables hasta el punto de perder series contra equipos inferiores en el papel, como los Nacionales de Washington, Tigres de Detroit, Rockies de Colorado y Rojos de Cincinnati. Preocupante.
Una buena temporada normalmente va acompañada de salud de los jugadores que forman el núcleo de un equipo. Tener la buena fortuna de que eso se repita en múltiples temporadas es difícil, especialmente si se depende de jugadores entrados en años. El equipo de Flushing es un nuevo ejemplo de esto.
Lo de 2023 ha sido una tormenta perfecta de problemas físicos en las primeras semanas de la estación.
A mediados de marzo, el colombiano José Quintana, firmado para fortalecer la rotación de abridores, salió del escenario hasta julio por una lesión en las costillas. Un par de días después, Edwin Díaz quedó fuera por el resto de la temporada al lastimarse en el Clásico Mundial de Béisbol. La “fiesta” continuó con Justin Verlander y, luego de iniciar la temporada, Max Scherzer y Carlos Carrasco, entre otros. En total, 10 lanzadores están en la lista de inhabilitados.
Del quinteto proyectado para formar la rotación del conjunto en 2023, sólo Verlander y Kodai Senga están saludables. Es el riesgo que se asume al conformar un cuerpo de abridores con edad promedio de 36 años.
Pero era la carta que los Mets tenían que jugarse parar crear la profundidad necesaria en su rotación.
Lamentablemente, lo que ha ocurrido en la realidad va más allá del peor escenario que se podía prever. Con PCL colectivo de 4.73, los Mets ocupan el lugar número 23 en MLB.
Las lesiones del cuerpo monticular se han unido a lentos inicios de Francisco Lindor, Starling Marte y Mark Canha, componentes claves de la ofensiva del conjunto. En consecuencia, los Mets ocupan el vigésimo segundo lugar en carreras anotadas y tienen un diferencial de carreras de -15.
En una división donde están los Bravos de Atlanta, cualquier racha negativa puede significar alejarse de la competencia rápidamente, y eso es lo que le ha ocurrido a los Mets.
Ni siquiera la nómina más voluminosa del negocio puede proveer suficiente protección para esta letanía de problemas físicos, unida a la baja producción de la ofensiva.